Un estudio sobre comportamiento dio lugar a un hallazgo que, hasta ahora, no se había descripto en ningún animal.
Daniel Tomsic
¿Qué le pasa por la cabeza a cualquier animal cuando persigue y captura una presa? ¿Cómo decide qué cazar, cuál es el momento apropiado para iniciar la persecución o cómo evalúa el valor del riesgo y la recompensa? Estos son algunos de los interrogantes estudiados por un equipo de investigadores e investigadoras utilizando, como modelo, un cangrejo. Entender estos mecanismos del cerebro puede ayudar al diseño de sistemas artificiales o “robots biológicamente inspirados”.
Un reciente estudio indaga en los principios básicos que gobiernan la visión binocular. En efecto, se mostró en cangrejos de qué manera determinadas neuronas integran la información recibida por cada uno de los ojos para componer una imagen tridimensional de un objeto, lo cual permite al animal conocer a qué distancia se encuentra y qué tamaño tiene.
Jan Hemmi y Daniel Tomsic son biólogos y especialistas en crustáceos. Uno de ellos los estudia en Australia, y el otro en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, en la Argentina. Durante un tiempo mantuvieron discrepancias en los resultados de sus investigaciones, pero un encuentro en Punta Rasa, donde el Río de la Plata se mezcla con el mar atlántico, zanjó la diferencia.
La mayor o menor amenaza de predadores produce cambios en el comportamiento de los animales. Ahora un equipo de investigadores demostró, en dos poblaciones de cangrejos de la misma especie, que esos cambios se manifiestan también en las neuronas.
Científicos argentinos realizaron avances para descifrar cómo es el sutil mecanismo cerebral que lleva a un animal a huir en una dirección en lugar de otra cuando se aproxima una amenaza.