Adivinanza: ¿qué tienen en común dos fotones –en la jerga de la mecánica cuántica– entrelazados y dos rincones del universo muy distantes entre sí pero conectados por un agujero de gusano? Respuesta: la fábrica del espacio-tiempo.
Teoría de la relatividad
A las 11.53 del 14 de septiembre de 2015 la pantalla del físico de guardia Marco Drago, en el Instituto Max Planck (Hannover, Alemania), le indicaba la entrada de un correo automático desde los sensores del complejo experimental LIGO (Estados Unidos). ¿Su contenido?, los datos de una colosal evidencia empírica esperada por casi veinticinco años y predicha por Einstein casi un siglo antes. El regalo perfecto para el cumpleaños número cien de la Teoría General de la Relatividad.
De manos de uno de sus graduados, la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales recibió una carta original firmada por Albert Einstein fechada en 1953. La carta, donada por el químico Federico Svarc, es una respuesta a la consulta del médico Juan Dalma sobre una posible relación entre la teoría de la Relatividad General y los estudios de Leonardo Da Vinci. El documento pasó a ser patrimonio de la Facultad y se le dio destino en la Sala de Preservación de la Biblioteca.
Científicos a cargo del proyecto LIGO anunciaron la detección de manera directa, por primera vez en la historia, de las ondas gravitacionales que habían sido postuladas por Einstein hace un siglo. La confirmación de la existencia de estas ondas abre una nueva etapa en la astronomía ya que su estudio brindaría información clave para desentrañar algunos de los principales misterios de la astrofísica actual, entre ellos, el origen del universo.