Debajo de la tierra, la raíz sabe si hay luz o no, información clave para la vida de una planta. ¿Cómo se entera? ¿Quién se lo comunica? ¿Qué camino hace el mensajero para avisar? ¿Quién recibe los datos y para qué los usa? Son algunos de los interrogantes que acaba de responder un equipo científico internacional, liderado por investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
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Un modelo físico-matemático permite calcular con precisión la fluorescencia que emiten las hojas de las plantas cuando incide en ellas la luz solar. Actualmente, los sensores remotos desde los satélites calculan el valor global que produce el follaje. Pero el nuevo modelo permite diferenciar lo que se produce en cada célula de la hoja, y de ese modo se puede obtener un diagnóstico de fotosíntesis más cercano a la realidad.
Un equipo de investigadores diseñó un sistema que reduce significativamente el uso de fertilizantes y que maximiza el aprovechamiento del agua en plantaciones de eucaliptos. El original desarrollo utiliza polímeros superabsorbentes, similares a los que se usan en los pañales para bebés, combinados con una composición precisa de nutrientes. Ya se probó con éxito en plantíos de Argentina y Uruguay.
Científicos de Suiza y Argentina descifraron dos elementos claves del diálogo químico vegetal que permite al polen llegar con éxito a la fertilización y no explotar en el intento. Jorge Muschietti, uno de los líderes del equipo, relata los detalles del trabajo que logró un lugar en esa prestigiosa revista científica.
En el laboratorio dirigido por Gabriela Amodeo, se estudia el modo en el que el agua es transportada dentro de la célula. Proteínas llamadas acuaporinas, favorecen el transporte de agua y otras sustancias través de la membrana plasmática. Conocer cuál es el papel que juegan las acuaporinas en el transporte de agua en plantas es el objetivo de este grupo.