Porque su combustión produce energía y agua, suele ser idealizado como el “combustible del futuro”. Pero el hidrógeno ya hace bastante tiempo que se está utilizando como vector de energía y, lejos de las aspiraciones ambientalistas, la mayor parte de los millones de toneladas que se producen y consumen anualmente generan dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero.
Horacio Corti
Desde tiempos inmemoriales se sabe del poder que tiene el frío para conservar. No obstante, recién en el siglo XX se empezaron a usar las bajas temperaturas para mantener la vida en estado “suspendido”. Así se preservan hoy células y embriones vivos. Ya se logró revivir animales “freezados”. Cientos de personas permanecen congeladas esperando una tecnología que las resucite.
La duda es si se agotarán antes las reservas de hidrocarburos o la resistencia ecológica del planeta. La certeza es que el tiempo de los combustibles fósiles está llegando a su fin. La alternativa son las energías renovables y, entre ellas, el hidrógeno aparece como el elemento mejor posicionado para convertirse en el combustible del futuro. En Argentina aseguran que antes de fin de año saldrá la reglamentación de la Ley de Promoción del Hidrógeno.