Las preferencias de las vinchucas

Grieta estrecha y oscura, se busca

Científicos de Exactas UBA tienen bajo estudio cómo vive, qué refugio prefiere, cuál es el comportamiento habitual de este insecto que transmite la enfermedad de Chagas. El objetivo es conocer a fondo sus gustos para no generar ambientes que se adecuen a sus necesidades y evitar así que se instale en la vivienda.

13 Oct 2017 POR
“A la hora de elegir un refugio prefieren que sea oscuro porque no les gusta la luz", explica la investigadora Claudia Zacharias.

“A la hora de elegir un refugio prefieren que sea oscuro porque no les gusta la luz», explica la investigadora Claudia Zacharias.

http://nexciencia.exactas.uba.ar/audio/ClaudiaZacharias.mp3
Descargar archivo MP3 de Claudia Zacharias

Se busca grieta oscura, estrecha a punto tal que el cuerpo roce las paredes y, si tiene algo de sustrato, mejor. Estos son los requisitos que cualquier vinchuca que se precie, exigiría a la hora de conseguir el refugio perfecto, según estudios realizados en laboratorio por científicos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (Exactas UBA).

“Cuando las vinchucas están por colonizar un ambiente, evalúan si hay refugio y comida disponible. Si se encuentran con una casa con paredes de cemento, sin recovecos ni rajaduras, posiblemente no desembarcarán en ese ambiente. Es tan importante el refugio como el alimento”, remarca Claudia Zacharias desde el Laboratorio de Fisiología de Insectos de Exactas UBA, donde observa en detalle los hábitos de este animal, vector de la enfermedad de Chagas.

Ella, junto con los investigadores Sebastián Minoli y Gabriel Manrique, pusieron a prueba durante semanas, meses y años a la especie Triatoma infestas, habitual moradora de hogares en zonas endémicas de esta enfermedad que afecta a un millón y medio de personas en la Argentina; o sea, al cuatro por ciento de la población del país, según datos del Ministerio de Salud de la Nación. En todo el mundo, pero principalmente en América Latina, la cifra de infectados oscila entre unos seis y siete millones de habitantes, de acuerdo con estimaciones de la Organización Mundial de la Salud.

¿Cómo eligen sus refugios? ¿De qué modo conviven con pares? Cuando salen en sus actividades nocturnas, ¿vuelven al mismo sitio de partida? ¿Prefieren una grieta que haya sido usada por otros de su especie? ¿Les gusta estar en posición vertical u horizontal? Estas son algunas de las preguntas que atraen a los investigadores y que buscan dilucidar en su laboratorio de la porteña Ciudad Universitaria. Allí, preparan dos cajas de vidrio con sendas cajitas en su interior con distintas características para observar qué eligen las vinchucas. Como en una especie de reality show, las filman para luego evaluar su comportamiento en detalle.

Gabriel Manrique y Claudia Zacharias.

Gabriel Manrique y Claudia Zacharias.

“A la hora de elegir un refugio prefieren que sea oscuro porque no les gusta la luz. Que sea estrecho, pues el insecto busca tener contacto físico con las paredes de su escondite. Eligen reposar en posición vertical y no horizontal. Ahora exploramos qué alturas escogen para sus escondites”, señala la especialista, con beca posdoctoral del CONICET.

Transformers reales

Con sus mañas a cuestas, este insecto nace de un tamaño similar a medio grano de arroz, y luego de cinco mudas alcanza algo más de dos centímetros. “Su crecimiento es vertiginoso. Parece una hormiga en el primer estadío, y luego -describe- pasa a ser como una cucaracha”. Otra transformación llamativa ocurre cada vez que pica a un ser humano, un perro o una gallina para alimentarse de su sangre. “Luego de la ingesta es un momento muy vulnerable del insecto porque ingiere volúmenes muy grandes, hasta diez veces su peso. Los deja con movilidad muy reducida, es un momento muy vulnerable para ellos”, agrega.

No tienen nido, ni colonia, todos los lugares son de paso y pueden variar sobre la marcha. “Son sujetos muy versátiles. No tienen ningún problema en guarecerse en un cúmulo de ropa en medio de la noche si se deben refugiar allí; en lugar de arriesgarse a alcanzar la pequeña rajadura donde permanecieron la noche anterior”, subraya. Pero, si recurren a una grieta, no es raro que haya sido ocupada antes por otras vinchucas. “Por ahora vemos que prefieren refugios ya usados por individuos de la misma especie antes que uno limpio. Deben quedar señales químicas de demarcación. Es muy probable que le sean familiares”, sugiere.

Tampoco parecen tener inconveniente en convivir todos juntos, con diferencias de edades o etapas de desarrollo. “Comparten el espacio y el alimento sin problemas”, subraya.

La idea es no perder detalle del comportamiento de este insecto tan hogareño y tan peligroso por tener la capacidad de transmitir un mal, que provoca alteraciones cardíacas hasta en un 30% de los enfermos crónicos, hasta un 10% padecen alteraciones digestivas, neurológicas o combinadas. “Hacemos investigación básica con el objetivo de aportar conocimiento sobre la biología del insecto y, si se puede aplicar algo, nos haría felices. Siempre nos interesa que sirva nuestro quehacer”, remarca, y enseguida concluye: “Si el insecto no encuentra el refugio que busca, posiblemente no colonizará ese domicilio. Saber qué le gusta, para no desarrollarlo; y de ese modo, evitar que se instale en una vivienda”.