Astronomía ciudadana

Clasificador de galaxias, se busca

La ciencia necesita voluntarios para que desde una computadora online cataloguen imágenes de galaxias capturadas por telescopios terrestres o espaciales. Esta tarea ayudará a los investigadores a conocer un poco más sobre los confines del cosmos. Se trata del proyecto Galaxy Zoo, que acaba de lanzarse en el país.

14 Abr 2014 POR
El proyecto Galaxy Zoo permite a cualquier usuario participar en la clasificación de galaxias. Foto: NASA/JPL-Caltech/STScI

El proyecto Galaxy Zoo permite a cualquier persona, sin mayores conocimientos en astronomía,  a participar en la clasificación de galaxias. Foto: NASA/JPL-Caltech/STScI

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“Pocos han presenciado lo que estás a punto de ver”, es la tentadora propuesta de Galaxy Zoo, el proyecto on line de astronomía que invita a voluntarios a prestar su tiempo para clasificar imágenes de galaxias desde la computadora de su casa. Esta iniciativa que ya cuenta con más de medio millón de ayudantes en todo el mundo, acaba de ser lanzada en la Argentina y puede accederse a través de Internet en una versión en español.

“Galaxy Zoo es un proyecto de “ciencia ciudadana” en el que el público en general, sin una formación en ciencias, puede registrarse y transformarse en “clasificador” de galaxias de acuerdo con su aspecto. Para ello se disponen  de millares imágenes del cielo en luz visible e infrarroja provenientes de extensos relevamientos realizados con telescopios terrestres y espaciales, como el Hubble Space Telescope”, coinciden en destacar desde Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE) dependiente del CONICET y la Universidad de Buenos Aires.

Sin moverse del hogar, se accede a una platea privilegiada del cosmos.  Pero no sólo se es espectador, sino que también se forma parte de un trabajo en equipo a nivel planetario para correr un poco más el velo sobre los confines del universo. “Cada uno desde su lugar puede colaborar con astrónomos profesionales”, indica Susana Pedrosa, del Grupo de Astrofísica Numérica de IAFE, representante local del proyecto que nació en Oxford, y cuya versión en español fue lanzada por Ezequiel Treister y un grupo de colaboradores, el año pasado en Chile.

Cuando se lanzó la primera versión de Galaxy Zoo, en julio de 2007, el proyecto contaba con un conjunto de datos constituido por un millón de galaxias capturadas por el Sloan Digital Sky Survey. Frente a semejante cantidad de imágenes, los astrónomos creyeron que a los visitantes de sitio les llevaría años abarcarlas a todas. Sin embargo la respuesta de la gente los sorprendió: en las primeras 24 horas recibieron cerca de 70 mil clasificaciones. Y durante el primer año se habían registrado más de 50 millones de clasificaciones realizadas por más de 150 mil personas.

“El ojo humano es mucho más eficiente todavía que cualquier sistema automático de computación en la clasificación de galaxias”, precisa Pedrosa. Ninguna computadora puesta a trabajar en tareas de reconocimiento de patrones supera la eficacia de la mirada de las personas frente a una imagen celestial. Si bien hasta ahora los terráqueos somos los mejores, la tarea a realizar es gigantesca. Es que hoy hay miles y miles de fotos del cosmos sacadas por los telescopios internacionales. Entonces, la gran dificultad pasa por ordenar tamaña parva de datos.

“Si un solo astrónomo tuviera que ponerse a clasificar las toneladas de imágenes que se recolectan en las distintas campañas de los observatorios, le llevaría años. De este modo, la tarea de catalogar la realizan voluntarios y luego pueden ser usadas por los científicos en sus investigaciones. De hecho, ya se han producido más de cuarenta trabajos publicados en revistas especializadas en base a estos datos clasificados por el Galaxy Zoo, es decir por aficionados de la astronomía o curiosos de la ciencia”, describe Pedrosa, quien integra el grupo de Patricia Tissera, una de las principales impulsoras del proyecto en la Argentina.

El aspecto de las galaxias llama la atención de los científicos. “La forma de las galaxias, dice mucho de la historia de su formación. Entonces, si es espiralada como la Vía Láctea, nos aporta ciertos datos de su pasado, y si es parecida a una pelota de rugby o elíptica, aporta otra información de qué le pasó antes”, indica Pedrosa.

Voluntarios online

¿Cómo se lleva adelante el trabajo?  “Un usuario se registra en la página de internet de Galaxy Zoo, y se transforma en un clasificador de galaxias. Van apareciendo imágenes, y el mismo programa lo va guiando en la clasificación. El voluntario debe decir si la foto de la galaxia que está viendo se parece más a un espiral o a una forma elíptica. Además hay espacio para agregar comentarios. Toda esta información  queda guardada”, relata, y enseguida agrega: “Cada imagen es clasificada por mucha gente, porque si fuera solo uno, sería  muy subjetivo. Luego los astrónomos profesionales pueden tomar esas clasificaciones y usarlas para sus investigaciones”.

La propuesta busca también llegar a las aulas. “Esta tarea se puede hacer en la escuela. La maestra con los alumnos. Además de clasificar, es un motivo para hablar de las galaxias”, sugiere entusiasta por la posibilidad que ofrece este proyecto de acercar la gente a la astronomía.

Galaxy Zoo ya cuenta con más de 500 mil miembros registrados en todo el mundo. “Casi llegan a un millón”, dice Pedrosa. Hasta hace poco tiempo, el portal estuvo disponible en inglés, lo que limitaba la participación del público de habla hispana. Con la intención de solucionar esta limitación Ezequiel Treister de la Universidad de Concepción y colaboradores de Chile, hicieron la versión del mismo en español:  http://www.galaxyzoo.cl “También se podrá acceder desde www.galaxyzoo.com.ar”, anticipa con entusiasmo Pedrosa.