Meteorología

Radiografía de tormentas

El proyecto Relámpago, en el que participan investigadores de Estados Unidos, Argentina y Brasil, se pondrá en marcha en la primavera de 2017 con el fin de estudiar en detalle el desarrollo de las tormentas extremas que se producen en la región central de la Argentina, y que se encuentran entre las más intensas del planeta. Steve Nesbitt, responsable de la iniciativa, detalla sus alcances y características.

13 May 2015 POR
En la región sureste de Sudamérica acontece la mayor cantidad de tormentas intensas del planeta. A pesar del carácter extremo de estos fenómenos, es poco todavía lo que se conoce acerca de cómo se inician y de cómo es su desarrollo.. Foto: NASA

En la región sureste de Sudamérica acontece la mayor cantidad de tormentas intensas del planeta. A pesar del carácter extremo de estos fenómenos, es poco todavía lo que se conoce acerca de cómo se inician y de cómo es su desarrollo. Foto: NASA

Copiosas lluvias, granizo, ráfagas de viento intensas y descargas eléctricas son algunos de los indicadores que muestran que en el área comprendida entre los Andes mendocinos y la región pampeana, incluyendo en especial las provincias de San Luis y Córdoba, se producen tormentas de gran intensidad, con un impacto social y económico muy grande, pues se trata de una zona densamente poblada y con gran actividad agrícola.

En efecto, en la región sureste de Sudamérica acontece la mayor cantidad de tormentas intensas del planeta. A pesar del carácter extremo de estos fenómenos, es poco todavía lo que se conoce acerca de cómo se inician y de cómo es su desarrollo.

Y es muy difícil predecirlas. Por tal razón, a fines de 2017 se pondrá en marcha una campaña internacional de investigación con el fin de comprender en profundidad estas tormentas y, lo más importante, poder predecirlas con suficiente anticipación. En otras palabras, investigadores de Estados Unidos, Argentina y Brasil se pondrán, literalmente, a cazar tormentas.

Se trata del proyecto Relámpago (Remote sensing of Electrification Lightning and Meso-micro scale Processes with Adaptive Ground Observations), que cuenta con el apoyo del CONICET, el Servicio Meteorológico Nacional, y el Centro de Investigación del Mar y la Atmósfera (CIMA), de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, y la Universidad Nacional de Córdoba. Una de las fuentes de financiación es la National Science Foundation (NSF) de los Estados Unidos.

“El proyecto Relámpago será una campaña de investigación para estudiar las características únicas de las tormentas que se producen en la Argentina. Vamos a traer una gran cantidad de instrumentos desde los Estados Unidos, y también utilizaremos equipos provistos por el Servicio Meteorológico Nacional y algunas universidades”, explica Steve Nesbitt, profesor en Ciencias de la Atmósfera en la Universidad de Illinois, y responsable del proyecto.

Los investigadores se proponen estudiar la estructura de las tormentas, desde su nacimiento en los Andes, hasta su desarrollo pleno en la región pampeana. “La comunidad científica internacional tiene especial interés en estudiar la estructura de las tormentas en la Argentina porque es un laboratorio natural”, subraya Nesbitt.

La campaña se realizará en la primavera y el verano de 2018, cuando se inicia la época de lluvias. Se utilizarán laboratorios móviles, es decir, camiones equipados con radares específicos, que irán en busca de las tormentas. En forma adicional a las redes operativas del SMN, se lanzarán globos sonda con instrumentos que medirán presión atmosférica, temperatura y humedad. También se obtendrán datos de los radares fijos de Argentina, y de otros que serán traídos de los Estados Unidos.

“Lo novedoso del proyecto es su movilidad y, si bien habrá instrumental fijo, vamos a disponer de otro que podrá moverse para ‘cazar’ las tormentas”, afirma Paola Salio, investigadora del CIMA y profesora en Exactas UBA.

Por su parte, Nesbitt asegura que con experimentos móviles se obtienen mejores resultados. “Es el mismo sistema que se emplea en Estados Unidos para estudiar tornados”, comenta, y agrega: “Cada día tendremos un pronóstico, y pondremos nuestro equipo en camino para ubicar el lugar donde se inicia la tormenta y estudiar todo su ciclo de vida, desde el nacimiento hasta el momento culminante”.

Se va a medir la intensidad de los vientos y el tipo de partículas (hidrometeoros) como la lluvia, la nieve y el granizo, entre otras. También se estudiarán los rayos, y se analizará la estructura de las descargas eléctricas en el interior de las nubes.

“Queremos saber por qué las tormentas en Argentina son tan intensas, cuál es la influencia de la geografía, de las cadenas montañosas como los Andes o las Sierras de Córdoba y el rol que cumple el tipo de suelo”, señala Nesbitt.

Steve Nesbitt. Foto: Diana Martinez Llaser.

Steve Nesbitt. Foto: Diana Martinez Llaser.

Los estudiantes también

Los investigadores esperan “cosechar” numerosas tormentas. De hecho, sólo en la provincia de Mendoza se producen alrededor de 35 tormentas severas cada verano.

Asimismo, participará en las tareas un gran número de personas. Por un lado, unas 15 a 20 personas vendrán de Estados Unidos: investigadores, ingenieros y estudiantes. También se espera la participación de alrededor de unos 50 estudiantes, de diferentes universidades del país. “Los experimentos de este tipo en la Argentina no son usuales, ya que requieren una enorme inversión económica; y la participación en esta actividad será única para estudiantes e investigadores en el país”, resalta Salio.

Nesbitt destaca: “Es una oportunidad interesante para los estudiantes que se integren al proyecto, pues podrán para ampliar su mirada y su experiencia en la observación”.

El proyecto implica una inversión de 30 millones de dólares provistos principalmente por la NSF y distintas agencias de los Estados Unidos. Asimismo, Argentina invertirá alrededor de un millón de dólares en radiosondeo, personal y gastos de estudiantes.

El instrumental que vendrá de los Estados Unidos, provisto por la NSF, constituye un pool de instalaciones que esa institución pone a disposición de los investigadores para llevar a cabo sus proyectos de investigación. Una vez finalizada la campaña, los equipos volverán a su país para que puedan ser utilizados para otros proyectos.