Educación en cárceles

El sueño del lugar propio

En el marco del programa UBA XXII, la Facultad inauguró un nuevo laboratorio de computación en el complejo penitenciario para varones de Ezeiza. Es el primer espacio institucional con el que cuenta la Universidad en el penal. Ya hay 120 inscriptos para recibir clases durante este segundo cuatrimestre.

4 Sep 2012 POR

Se llevó a cabo en el gimnasio del Módulo 1 del Complejo Penitenciario Federal 1 de Ezeiza, el acto formal de inauguración del nuevo laboratorio de computación de Exactas, que forma parte del programa UBA XXII de educación en las cárceles. De esta manera, la Facultad suma un nuevo espacio de participación en esta iniciativa de inserción de la universidad en los penales, del que forma parte desde 1991 cuando comenzaron sus actividades en Devoto y unos años después en Ezeiza Mujeres.

De la ceremonia participaron, entre otros, el decano de Exactas, Jorge Aliaga, el director de UBA XXII, Ariel Cejas, el director del Penal Eduardo Fernández, y el presidente de la FUBA Igal Kejsefman. Durante su intervención Aliaga señalo: “Desde hace 20 años la Facultad aporta cargos docentes para que vengan a dar clase a la cárceles. Es decir que estas personas se presentan, compiten, son seleccionadas y luego se les paga para que desarrollen esta actividad. Esto demuestra el fuerte compromiso de Exactas con el programa”.

Para Nair Repollo, coordinadora de las actividades de la Facultad en UBA XXII, la puesta en marcha de este laboratorio tiene una significación especial. “Lo importante es que por primera vez hay un lugar que tiene un cartel que dice Universidad de Buenos Aires, Programa UBA XXII, Facultad de Ciencias Exactas, dentro de ese Módulo. Hasta ahora la UBA tenía un espacio para desarrollar sus actividades sólo porque se lo prestaba el Servicio. Ahora no, ahora tenemos un lugar propio”.

Acto de Inauguración del nuevo laboratorio de computación de Exactas en el complejo penitenciario de Ezeiza.

– ¿Cuántos alumnos van a participar de los cursos de computación?

– Vamos a tener un total de 120 alumnos que es muchísimo. El primer cuatrimestre  hicimos pruebas piloto, tuvimos que instalar las computadoras y por eso trabajamos sólo con el grupo universitario. Pero para este cuatrimestre, que lo arrancamos la semana que viene, la idea es comenzar con 80 alumnos extracurriculares, que no tengan contacto con la universidad y además con otros 40 alumnos que sean universitarios. Si no fuera porque la cantidad de docentes que tenemos nos impone una limitación iríamos por más.

– ¿Quiénes aportaron las computadoras?

– En particular, en este laboratorio, contamos con cuatro máquinas que la UBA. El resto fueron aportadas por la Facultad. Por lo general el Departamento de Computación cuando hace renovación de equipos nos entrega maquinas. En este momento tenemos veinte PC que nos han dado ellos. Además, contamos con un técnico para el mantenimiento de las computadoras.

– ¿Cuáles son los próximos pasos a seguir?

– Ahora nos toca crecer mucho en Ezeiza y creo que están dadas las condiciones para hacerlo. Además tenemos que sostener los otros dos laboratorios. En Devoto este es el primer cuatrimestre en dos años que vamos a tener cuarenta alumnos por día los cinco días de la semana. Vamos a tener que hacer malabares con los docentes porque al sumar un nuevo laboratorio tenemos que ver cómo coordinamos todo teniendo en cuenta que  dos de los laboratorios están en Ezeiza, con las complicaciones que eso implica en cuanto a tiempo y traslados.

– ¿La inauguración de este espacio indica una mejora en la relación con el Servicio Penitenciario, luego de los graves inconvenientes que hubo en 2010?

– Sí, claro. Esto se pudo dar gracias al cambio de autoridades. La asunción de Víctor Hortel favoreció al Programa. Tuvimos varias reuniones con él y desde el año pasado hemos logrado revertir todas las trabas que nos habían impuesto. Realmente estamos trabajando cómodos. Por otro lado, este trabajo ahora está avalado por la nueva Ley de Educación en las Cárceles que se sancionó el año pasado. La norma dispone que el Estado tiene que garantizar todos los niveles educativos dentro de los penales. Y además, la ley contempla el estímulo educativo, con lo cual, a medida que van avanzando en su formación académica, pueden llegar a pedir beneficios para acortar las penas. Eso hace que haya mucha más demanda de actividad educativa.

– ¿Cuál es tu opinión sobre lo vivido en las últimas semanas en relación con la polémica por la salida de los presos?

– A mí me parece que fue una movida mediática muy mal hecha. Si querían con esto pegarle al gobierno fue muy pueril. Me parece bueno que se instale un debate sobre el rol de las cárceles. ¿Es importante que se trabaje con los presos para que puedan volver a la sociedad de otra manera o, en realidad, deben quedar encerrados durante toda su condena detrás de un paredón? Estos debates tenemos que darlos. Pero esta campaña para lo único que sirvió es para cortarles beneficios. Terminó yendo en detrimento de los derechos que pueden tener los presos. Esto nos está trabando la posibilidad de sacar alumnos para eventos culturales o académicos en las facultades. Para este acto, por ejemplo, habíamos pedido que vinieran alumnos de Devoto y no pudieron porque cortaron este tipo de traslados. El trabajo que hay para hacer hacia adentro de las cárceles es muy grande y desde la educación, la cultura y el deporte se pueden hacer grandes aportes. El punto es que se haga con seriedad y que todos tengan la misma posibilidad de acceder.

 

Ventanas

En el año 2006, Exactas produjo el corto documental “Ventanas”, sobre la experiencia educativa en los talleres de computación de los penales de Devoto y Ezeiza-Mujeres. El video, de 17 minutos de duración, articula el relato a partir del testimonio de los internos y de los docentes del programa UBA XXII.

«Ventanas». Exactas en las cárceles