Drogas
Drogas de abuso

Oscuros polvos blancos

Las drogas de abuso constituyen un serio problema de salud debido a los daños que producen y su gran poder adictivo. En Argentina se realizan estudios para determinar los efectos de la cocaína y la metanfetamina, así como de una droga estimulante de curso legal, el modafinilo, que hoy se emplea para el tratamiento de adicciones. Los investigadores ensayan con animales sobre los efectos de esta droga, que tendría un gran potencial para su uso futuro.

19 Mar 2014 POR
La cocaína, además de causar daños cerebrales, provoca un aumento de la presión arterial y de la frecuencia respiratoria y cardíaca.

La cocaína, además de causar daños cerebrales, provoca un aumento de la presión arterial y de la frecuencia respiratoria y cardíaca.

Se las puede encontrar en la calle, en boliches, en bares y en fiestas. Ocultas, pueden pasar desapercibidas, simulando ser otras y pasando de persona en persona. Tienen apodos de los más diversos. Generan e impulsan comportamientos no habituales: excitación, alucinación, violencia, angustia y finalmente depresión.

Se trata de ciertas sustancias ilícitas, drogas psicoestimulantes como la cocaína, las metanfetaminas, el éxtasis y el paco. Estas sustancias, tanto en forma de polvo o pastillas, pueden fumarse, inhalarse o ingerirse. Son buscadas por sus efectos estimulantes y la sensación de bienestar que pueden generar, facilitando una huida momentánea de la realidad y un paso a una “realidad paralela”. Pero se convierten en sustancias imprescindibles para el consumidor, y generan adicción.

Si bien el consumo de drogas puede empezar como un juego y ser utilizadas para la “diversión”, detrás de ese juego se producen grandes cambios y daños en el cerebro. Además, el corazón también se ve muy afectado por el uso de estimulantes. Por ejemplo, la cocaína provoca un aumento de la frecuencia respiratoria y cardíaca, y de la presión arterial, además de causar daños cerebrales. El paco, que en la última década empezó a cobrar notoriedad, genera hipertensión arterial, angustia, ansiedad, cuadros psicóticos y deterioro de las funciones mentales. El consumo de éxtasis puede producir arritmias cardíacas y hemorragias cerebrales. Por su parte, la metanfetamina causa daños cerebrales y aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria.

Investigando la metanfetamina

En el Instituto de Investigaciones Farmacológicas (ININFA-UBA) se estudian en profundidad los efectos de la metanfetamina. “Es la droga patrón tóxica del sistema nervioso central, representa un serio problema de consumo en algunos países (por ejemplo Estados Unidos) y en Argentina se produce y exporta debido a su muy bajo costo de producción”, explica la doctora Verónica Bisagno, investigadora del CONICET en el mencionado instituto.

Lo que hace la metanfetamina es dañar distintas regiones del cerebro y, en particular, altera en forma drástica las terminales de las neuronas que liberan dopamina. “La dopamina es fundamental para moverse correctamente, tener un estado de ánimo personal adecuado y querer comer, entre otras funciones”, indica el doctor Francisco Urbano, investigador del CONICET en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (Exactas-UBA). Y agrega: “La cocaína, en cambio, no sólo estimula la liberación de dopamina sino que también es vasoconstrictor, lo cual tiene efectos tóxicos en el sistema nervioso, asociados a la menor irrigación sanguínea”. Por su parte, el éxtasis interviene en relación a otro neurotransmisor, la serotonina, que actúa en diferentes áreas del cerebro.

En el ININFA, la doctora Bisagno dirige un grupo de investigación que estudia los efectos en el sistema nervioso central de la cocaína y la metanfetamina, y también de dos drogas estimulantes de curso legal: el modafinilo y el metilfenidato. “El modafinilo se emplea para el tratamiento de las distintas fases de la adicción a estimulantes”, comentó Bisagno.

Urbano, director del Laboratorio de Neurobiología de la Adicción del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFIBYNE) de Exactas-UBA, investiga los efectos de las drogas psicoestimulantes en zonas del cerebro donde se procesa la información sensorial, como el tálamo y la corteza. Su grupo de investigación está abocado a estudiar las propiedades eléctricas de las neuronas, mediante el uso de modelos animales. En particular, el trabajo está centrado en analizar los efectos de la cocaína y el metilfenidato sobre grupos de neuronas sensoriales del tálamo y la corteza.

Las drogas y sus números

Las drogas de abuso constituyen un problema a nivel nacional. Aunque no se encuentren en el triste podio de drogas de consumo, los números hablan de una problemática importante. En un estudio realizado por el Observatorio Argentino de Drogas en 2010, el 0,8% de la población entre 12 y 65 años declaró haber consumido cocaína en ese año. Este porcentaje representa más de 150.000 personas. En el caso del éxtasis, son 9.000 las personas que, según se estima, consumieron en ese año, y 4.200 personas para el paco. Además, el 48% de los usuarios de cocaína presenta indicadores de dependencia, es decir, de cada 100 usuarios de cocaína, 48 tienen problemas de adicción.

Este último dato habla de la fuerte dependencia que pueden generar ciertas drogas. Por eso, se están realizando investigaciones para poder combatirla. En 2011, el Observatorio Interamericano de Drogas, dependiente de la Organización de Estados Americanos, indicó que, en Argentina, el 21,1% del total de admisiones a tratamiento por uso de drogas correspondieron a la cocaína y el 8,2 % al paco. En la actualidad, el único tratamiento para la adicción a la cocaína es el psicológico. Sin embargo, se busca hallar otros caminos mediante el uso de medicamentos.

El modafinilo tendría un rol como sustancia neuroprotectora, según un trabajo del grupo de Bisagno que se publicó recientemente en la revista PlosOne. Actuaría impidiendo que la metanfetamina pueda ingresar a la neurona, bloqueando la entrada llamada DAT (transportador de dopamina). Sería como un “piquete” en la puerta de entrada de la terminal sináptica, que es el lugar de intercambio de información con otras neuronas. Además, los investigadores observaron que las metanfetaminas producen señales de muerte celular en una zona del cerebro llamada cuerpo estriado, encargada de los movimientos, y que la presencia de modafinilo bloquearía esas señales de muerte celular.

“No podría decir que la metanfetamina produzca daños irreversibles, porque el modafinilo podría revertirlos”, indicó Bisagno. Si bien en el ININFA estos estudios se llevaron a cabo en ratones, en un laboratorio del Instituto Nacional de Drogas de Abuso de Estados Unidos (en inglés, NIDA) se obtuvieron imágenes cerebrales de pacientes adictos a la metanfetamina que revelaron menor cantidad de terminales nerviosas en el cuerpo estriado.

Paco, industria nacional

Además del problema de la cocaína, en Argentina existe otra droga con fuerte poder adictivo y dañino: el paco. Éste es el residuo que queda cuando la pasta base extraída de las hojas de coca se purifica a cocaína. “Los principales componentes son cocaína y cafeína. Sabemos que la cafeína es capaz de potenciar los efectos tóxicos de la cocaína. Se pueden usar mezclas de distinta gradación de ambas sustancias y analizar el impacto que producen. Esa es la parte más aplicada que tenemos”, resaltó Bisagno, y enfatizó la intención de trabajar en colaboración con psiquiatras.

El modafinilo es un medicamento que interviene en el ciclo sueño-vigilia. Actualmente se utiliza para tratar la somnolencia excesiva causada, por ejemplo, por la narcolepsia (una afección que provoca sueño irresistible durante el día).

“Los estudios sobre modafinilo son los que están más avanzados para posibles futuras aplicaciones. Lo que tenemos ahora son ensayos en animales, pero después se podría obtener una patente y trabajar con la industria farmacéutica”, sostuvo Urbano, y agregó: “esta caracterización de los efectos del modafinilo en animales administrados con metanfetamina podría, eventualmente, abrir nuevas líneas de investigación que podrían involucrar el diseño de nuevos fármacos”.

Ensayos con animales

EBAL no es el nombre de ninguna droga, sino la sigla de Ensayos Biológicos con Animales de Laboratorio. Así se denomina el proyecto aprobado por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica a través del concurso de Proyectos de Plataformas Tecnológicas 2011. Esta plataforma, cuya financiación es de casi 8 millones de pesos durante 3 años, consiste en lograr en Argentina la crianza, disponibilidad y provisión de animales de experimentación y los servicios preclínicos relacionados con dichos animales. Está destinado tanto a la comunidad científica-tecnológica pública como privada. En esta plataforma existen tres socios: la Universidad de Buenos Aires (UBA), la Universidad de La Plata (UNLP) y el CONICET. El ININFA (UBA) forma parte de este proyecto junto con otras instituciones como la Facultad de Veterinaria (UBA), el Bioterio Central (UNLP) y el laboratorio de Ratones Transgénicos del doctor Marcelo Rubinstein (INGEBI-CONICET).