Acuerdo global sobre cambio climático

Un buen punto de partida

La reunión, llevada a cabo en París, finalizó con un pacto contra el calentamiento global. El texto, firmado por 195 países, establece como objetivo central que la temperatura media del planeta no supere los 2º C. Todos los países firmantes deberán limitar sus emisiones de gases de efecto invernadero. Además, se dispondrá de recursos para que las naciones más afectados puedan adaptarse a las consecuencias del cambio climático. A pesar de su importancia, el pacto deja varios aspectos sin resolver.

14 Dic 2015 POR
Conferencia sobre Cambio Climático, París 2015.

Conferencia sobre Cambio Climático, París 2015. Foto: Presidencia de la República Mexicana

El acuerdo contra el cambio climático alcanzado en París, luego de dos semanas de intensas negociaciones, fue calificado como “histórico” por buena parte de los líderes políticos de todo el mundo y, aun, por los representantes de muchas ONG ambientalistas. No es para menos si se lo compara con los escasos resultados obtenidos por el protocolo de Kyoto y el rotundo fracaso de la cumbre climática que tuvo lugar en Copenaghe en 2009.

En esta oportunidad, 195 países -entre ellos las economías más contaminantes del planeta- sellaron un acuerdo que tiene como objetivo principal conseguir que el aumento de la temperatura media del planeta a final de siglo se quede “muy por debajo” de los 2ºC con respecto a los niveles preindustriales y hacer esfuerzos para que no supere los 1,5ºC. Se busca además aumentar la capacidad de los países de adaptarse al cambio climático, siempre teniendo en cuenta la «seguridad alimentaria». También se aboga por conseguir que los “flujos financieros” caminen hacia una economía baja en emisiones de gases de efecto invernadero (el texto completo del acuerdo aquí).

Ante el fracaso  de los intentos por fijar metas obligatorias individuales a cada país, ahora invirtió el proceso. Se estableció una meta obligatoria (el límite de 2ºC) y cada país presentó sus contribuciones voluntarias para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Hasta ahora, 187 de los 195 países reunidos en Francia han presentado ya sus programas nacionales.  Sin embargo, ya se reconoce que los programas de recorte que han presentado esos 187 gobiernos están muy lejos de ser suficientes para alcanzar la meta fijada. Por eso se establecieron mecanismos de revisión al alza de los compromisos cada cinco años. También, herramientas de transparencia, como los inventarios, para intentar que el control sea lo más efectivo.

Carolina Vera es profesora de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA e investigadora del CONICET. Este año fue elegida vicepresidenta del Grupo de Trabajo I del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC). NEXciencia dialogó con la climatóloga acerca de los alcances y limitaciones de este acuerdo.

Carolina Vera.

Carolina Vera.

– Existe una primera evaluación muy optimista en relación con los resultados alcanzados por la cumbre de París. ¿Coincidís con esa visión?

– Lo que pasó en la cumbre de París, personalmente, no me generó ninguna sorpresa. Los resultados, que ya se preveían y se confirmaron, iban a evaluarse como un vaso medio lleno o un vaso medio vacío. Es decir, iba a haber una visión optimista y una visión pesimista. La visión optimista tiene que ver con que, por primera vez, la mayor parte de los países del mundo se comprometieron voluntariamente a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Esto incluye a China, Estados Unidos, la Unión Europa, Rusia, India, Sudáfrica, todos los grandes emisores. Y se terminó de plasmar en el acuerdo, eso ya de por sí es un éxito frente a otras cumbres y por eso todos lo celebran. Lo que no se logró, de una manera que hoy sea concreta, es limitar las emsiones de manera tal que el aumento de la temperatura media global se mantenga por debajo de los 2ºC. Ese objetivo, con las contribuciones nacionales de hoy, no se va a producir. Esta es una declaración de principios, lo cual está bueno, pero esa declaración de principios se choca con la realidad. Y la realidad es que la suma de las contribuciones nacionales comprometidas hoy llevan a un aumento de la temperatura de más de 2ºC, y algunas personas dicen que la llevaría a alcanzar o incluso superar los 3ºC. Entonces, estamos en el camino positivo pero todavía no alcanzamos esa meta que todos queríamos. Por eso, en la cumbre, los países más afectados en la actualidad por el cambio climático, que son los países más vulnerables de Africa y algunos países insulares, se quejaban de que, por un lado, el acuerdo alcanzado no era suficiente, y por otro lado, por la ayuda que recibirán los países en desarrollo. Si bien es positivo que se disponga un minimo de financiamiento, hay discrepancias sobre si ese monto es suficiente o no.

– ¿Cuál es tu opinión sobre la meta fijada de no superar los 2ºC?

– Nosotros como cientificos del clima a escala global no opinamos sobre lo que está bien o está mal. Lo que damos son evidencias acerca de cuáles serían los escenarios de impacto para los distintos niveles de aumento de temperatura. Y eso se expresa detallando sus consecuencias como el aumento en el nivel del mar, impactos en los ecosistemas, es decir cuan habitables van a seguir siendo las zonas que hoy se habitan. Pero es la comunidad política la que estableció que va a tomar el límite de los 2ºC. Hay algunos científicos que salen públicamente a militar por las características que debe tener el cambio que hay que lograr. Yo, en general, sostengo que nosotros, los científicos, damos las evidencias y que es la comunidad política global la que tiene que tomar la decisión sobre ese límite. Los resultados del IPCC dicen que por encima de los 2ºC, y si se acerca más a los 4ºC, puede haber cambios en los ecosistemas que sean irreversibles. Pero si hoy mismo se pararan las emisiones, las consecuencias de lo ya emitido van a continuar. Personalmente la fijación de una meta así, yo la tomo como un símbolo que permite hacer más claros los objetivos, pero lo que es necesario es una gran reducción de las emisiones. Lo importante es el enorme cambio cultural, político, social global que se tiene que dar para reducir las emisiones en la magnitud que se necesita.

– Si la clave son las reducciones de GEI, ¿cómo ves que en el informe no haya una meta cuantitativa concreta al respecto?

– Para mí, y a ahí va mi opinión personal, la cuestión va más allá de poner esos números. Porque también pienso que el tema de reducir las emisiones, es un tema importante, necesario y urgente de atacar, pero no es el único. Lo que urgentemente el mundo necesita es ir a un desarrollo sostenible, tema que se está discutiendo paralelamente en otra convención. Se llama Sustainable Development Goals en la cual se han fijado las metas con ese objetivo. La reducción del cambio climático es una de ellas. Después, está la eliminación de la pobreza, aumento de la educación, protección de la biodiversidad, etc. Un país no puede modificar todo su sistema económico sólo para reducir las emisiones como si fuera el único problema a resolver. Entonces, respecto de la COP21, me parece que la declaración fue importante. No me preocupa tanto la cuantificación como el hecho de ver que en las contribuciones individuales las emisiones siguen siendo altas, a pesar de que hay una reducción. Para mí lo importante es combinar los resultados de esta cumbre con los resultados de la Convención para el desarrollo. Pensá en Siria, por ejemplo, vos le estás pidiendo que reduzca las emisiones cuando tiene tantos problemas internos. Es decir, cómo vamos a pedir solamente la reducción de emisiones cuando todavía no hemos logrado eliminar la pobreza, hay problemas graves con el terrorismo, de guerras, de calidad de agua, de devastación de suelos, todo eso forma parte de esa transformación cultural y política que el mundo se tiene que dar, y el cambio climático es uno de esos grandes temas.

(De izq. a der.) Enrique Peña Nieto, Francois Hollande, Angela Merkel, Michelle Bachelet.

(De izq. a der.) Enrique Peña Nieto, Francois Hollande, Angela Merkel, Michelle Bachelet.

– Pero si las contribuciones voluntarias de los países son insuficientes, ¿cómo se va a alcanzar la meta de que la temperatura no aumente más de 2ºC?

– Nosotros ya sabíamos los resultados que iba a tener la COP porque cada país ya había presentado su contribución voluntaria. Entonces, ya sabíamos a qué se podían comprometer. Y eso es muy dificil de cambiar durante la convención porque, por ejemplo, la Argentina fue con un acuerdo que le costó mucho internamente porque para reducir emisiones tenés que negociar con el sector energético, la sociedad civil, el sector público, las empresas. Entonces, una vez que un país logra un acuerdo y lleva eso a la cumbre, después no puede cambiar la meta porque no está validado en su país. La cumbre ya era un éxito porque la mayoría de los países, al inicio de la convención, habían presentado estas contribuciones voluntarias. Hoy, todo eso se integró en este acuerdo, donde, por principio, se acordó como meta general limitar el aumento de la temperatura por debajo de los 2ºC. ¿Cómo se va a lograr? Cada cinco años, los países van a tener que hacer una revisión de sus contribuciones. Van a tener que realizar un reporte de rendición de cuentas, transparente, eso es otra cosa muy positiva. Hoy es insuficiente lo que están proponiendo pero, lo que dice la convención, es que cada compromiso tiene que ser más ambicioso que el anterior.

– ¿Vos decís que los países propusieron metas realistas, aunque insuficientes por el momento, pero que hubiera sido peor que establecieran metas más ambiciosas para después no cumplirlas?

– Claro, porque no lo hubieran firmado. China o Estados Unidos no hubieran firmado un documento que no fuera realista. Ningún país va a rifar su desarrollo. Los que podían pedir metas más altas eran las ONG porque ellas piden siempre más, o los países que no están desarrollados, que no emiten y quieren que los demás no emitan tanto, o los países insulares que están sufriendo mucho los impactos del cambio climático. Los países en vías de desarrollo, que cada vez son más, pusieron contribuciones realistas, aunque no son suficientes. Por eso, este es un proceso cuyo éxito se va a observar, cuando veamos que los países rinden cuentas y que han reducido sus emisiones. En realidad, ya se comprometieron delante de todo el mundo. Es muy difícil que no lo cumplan. Pero bueno, todo puede ocurrir. De todas maneras, creo que se está dando lentamente un cambio cultural. Cada vez resulta más costoso ante la opinión pública no atender a este problema. Eso, ya de por sí, es un hecho positivo. Hay momentos en la historia donde se han dado estos cambios, donde se logra alcanzar un consenso generalizado sobre un tema. Ahora, la velocidad a la que vayamos va a depender de cómo se vayan actualizando, en un sentido cada vez más ambicioso, estas contribuciones nacionales.