Política en ciencia y tecnología

Continúa el recorte y el conflicto

El conflicto que explotó en diciembre en el CONICET, a raíz de los 500 becarios que se habían quedado afuera del ingreso a carrera, puso de manifiesto, entre otras cosas, que los lineamientos del Plan Argentina Innovadora 2020 estaban en peligro. El ministro Barañao lo confirmó en la conferencia de prensa del 16 de febrero, cuando anunció modificaciones en su política de ciencia y tecnología. Mañana, miércoles, habrá una manifestación de reclamo convocada por ATE CONICET.

28 Feb 2017 POR

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El ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, anunció el pasado 16 de febrero en conferencia de prensa que los ingresos a carrera del CONICET para este año serán 450. Y en un intento por paliar el sabor a poco que deja esa cantidad, confirmó que si se tienen en cuenta los ingresos por jubilaciones, renuncias, bajas y fallecimientos, habría, aproximadamente, 200 lugares más.

El total dista mucho del de 2015, cuando ingresaron más de 900 investigadores, y se acerca más al del año pasado. En esa ocasión, el recorte del 60% en el ingreso a CONICET desató el conflicto que culminó con una semana de toma del Ministerio de Ciencia y Tecnología por parte de becarios, asociaciones gremiales y agrupaciones de estudiantes y docentes.

El resultado es conocido. Después de cinco días de negociaciones y asambleas masivas, los científicos aceptaron el acta de acuerdo según la cual se garantiza la continuidad de las becas hasta el 31 de diciembre de 2017 para los 450 investigadores que se habían quedado afuera. A su vez, establece que vencido ese plazo los becarios podrán comenzar a trabajar en sus respectivas investigaciones en distintas instituciones de ciencia y tecnología, como pueden ser las universidades nacionales, el INTI, el INTA, incluso el mismo CONICET, así como también algunas empresas privadas. Este último punto también contempla a 58 investigadores que tenían becas hasta 2018.

Al día de hoy no hay mayores certezas sobre cómo podrían efectivizarse estos ingresos en las distintas instituciones. El Secretario de Investigación de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, doctor Eduardo Cánepa, da cuenta del clima de incertidumbres que sobrevuela al acuerdo: “Creo que si no hay apoyo del Ministerio reforzando partidas presupuestarias de universidades o del INTI, por ejemplo, va a ser muy difícil que se puedan sostener estos cargos”, sentencia. “Por otro lado, en las universidades es más complicado por el hecho del carácter con el cual ingresarían. ¿Como auxiliares a la docencia? ¿Y con qué antigüedad? Acá en Exactas somos muy fieles a los plazos y al aumento de la planta de docentes a través de concursos. Entonces, cómo se podría compatibilizar resulta en un problema. Al día de hoy, no se sabe cómo podría ser”, explica.

Por su parte, para la bióloga y ex becaria del CONICET Noelia Lonné, quien participó de los reclamos durante el proceso de toma del Ministerio, lo obtenido es escaso. “No se logró ningún cambio fundamental, sino que se permitió que se siga aplicando la política de ajuste en el CONICET”, sostiene. En cuanto al ingreso de los investigadores, afirma que “no hay ninguna especificación de cómo va a ser ni de cómo se va a sustentar. Sabemos que con el recorte generalizado, el presupuesto se redujo para todas las instituciones”.

Ciencia y sociedad

En la conferencia de prensa también se anunció que de los 450 lugares para ingresos a carrera, el 50% estará destinado a investigaciones en “temas estratégicos y tecnologías”. Esta decisión puede perjudicar directamente a la producción de ciencia básica y, fuertemente, a las ciencias sociales. Por supuesto, ya opera una clausura en torno a lo que se entiende como “estratégico”, que dependerá de los lineamientos políticos y económicos del gobierno nacional.

El Plan Argentina Innovadora 2020 ya estipulaba hacer foco en tecnología y áreas estratégicas de desarrollo. Pero la decisión de elevar el piso de esas investigaciones al 50% es nueva. Teniendo en cuenta que en las últimas convocatorias el área de tecnología ya había sido privilegiada, tanto en temas básicos como estratégicos, diversas organizaciones de investigadores afirman que hay una decisión política de recortar el ingreso a determinadas áreas del conocimiento. En este sentido, basta recordar la campaña de desprestigio por redes sociales llevada a cabo en diciembre durante la toma del Ministerio de Ciencia, con sus réplicas en algunos medios de comunicación, que sufrieron diferentes investigadores de ciencias sociales. La misma se asemeja a la que sufren los docentes por estos días, en el marco de un paro por el reclamo salarial.

El sistema científico no queda por fuera de la coyuntura política, económica y social. Según Victoria García, doctora en Letras, miembro de la Corriente Nacional de Docentes e Investigadores “12 de Mayo” y una de los 500 perjudicados que desató la toma de diciembre, lo que se consiguió con ese reclamo es un triunfo que no debe menospreciarse: “todas las agrupaciones gremiales y políticas que estábamos ahí considerábamos que ya no había margen para negociar lo que los compañeros del interior estaban pidiendo, que era que se efectivizaran los ingresos. Yo estuve en las reuniones con Barañao y la voluntad de ellos es revertir el crecimiento del CONICET”, afirma la becaria y agrega: “¿Por qué habría de pensarse que los científicos estamos exentos de todo ataque contra las clases trabajadoras? Cuesta asumir que nosotros también podíamos pagar el costo de este gobierno. Y en relación con lo que pasó en otras dependencias estatales hemos logrado algo mucho mejor”.

En este sentido, a los recortes presupuestarios (en el MINCyT del 30%) se le suman los despidos de empleados públicos que se fueron sucediendo a lo largo de todo el 2016 y que se continúan en lo que va del 2017. Según datos del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), luego del primer semestre, los despidos del sector público ascendían a más de 60 mil. Incluso el INDEC mostraba que hacia el segundo trimestre el desempleo había escalado hasta el 9,3%, reflejando recién en los últimos meses de 2016 un leve descenso del 0,8%.
Por su parte, para Eduardo Cánepa el balance del conflicto de diciembre es bueno: “Si bien siempre se puede pensar en algo mejor y tratar de consultar a todos, dentro de lo posible, resultó algo bastante positivo”, opina. “Parecería ser que en este país, lamentablemente, sin protesta no se consiguen las cosas. Considero positivo el hecho de que muchas agrupaciones y gremios se unieron para un fin. Pero como meta final de un país organizado, que se deban conseguir este tipo de cosas por esta vía no parece lo mejor. Ahora, dada la situación, creo que fue un movimiento del cual participé en una pequeña parte y me siento orgulloso”.

No obstante, la política del recorte continúa. A fines del año pasado, se modificaron los criterios de selección para las convocatorias de los Proyectos de Investigación Plurianuales (PIP) 2017 del CONICET, impidiendo que se postulen quienes participan de otros proyectos. Esto resulta en una disminución en la cantidad de investigadores que pueden presentarse a dicha convocatoria. “Los investigadores en general nos presentamos por lo menos a dos proyectos – comenta Cánepa – porque los montos son tan chicos que para hacer una investigación de calidad se necesitan al menos dos; sobre todo en ciencias exactas y naturales, donde hacen falta equipos y materiales. En este llamado PIP hay tantas restricciones que prácticamente es muy poca la gente que se puede presentar”, afirma el Secretario de Investigación, y agrega: “Los subsidios son solamente para gastos de investigación y viáticos. No se paga a los becarios con eso. El investigador que ya está en carrera en CONICET tiene su sueldo, pero el proyecto en sí mismo, sin subsidio, achica la posibilidad de tener fondos”.

Nuevo panorama

Ante la confirmación de que se está trabajando en la elaboración de un Plan Argentina Innovadora 2030, el cual se plantea enviar al Congreso para su aprobación y evitar, así, que no se modifique después, se hace manifiesto lo que en la práctica ya venía sucediendo: los lineamientos del AI2020 quedaron atrás.

Cuando Barañao fue reconfirmado frente al MINCyT y el ya presidente Mauricio Macri valorizaba todo lo realizado en materia de ciencia y tecnología, no fueron pocos quienes sintieron algún alivio. Se supuso, tal vez, que el crecimiento de los ingresos a carrera del CONICET planteado por el AI2020 y las políticas de incentivo al desarrollo científico continuarían. Hoy, las propias palabras que Barañao sostenía ante la presentación de ese Plan quedaron en el recuerdo. En su introducción, el ministro expresaba lo siguiente: “El conocimiento es un factor fundamental de los procesos que llevan a la creación de riqueza para los países y a la mejora de la calidad de vida de las sociedades. Es por ello que resulta imprescindible contar con políticas públicas que potencien las actividades de ciencia, tecnología e innovación y las orienten hacia la consecución de objetivos nacionales de desarrollo social y productivo”.

Lo cierto es que, hasta ahora, los números no parecen indicar que exista una real decisión política de potenciar las actividades de ciencia, tecnología e innovación. Sobre todo, teniendo en cuenta que el presupuesto 2017 para el MINCyT, del total del presupuesto nacional, es de 0.63%, el menor desde su creación en 2007 según los legisladores que presiden las Comisiones de Ciencia y Tecnología del Congreso nacional. Y si bien puede especularse con que, históricamente, el presupuesto de esta cartera es reforzado con partidas extraordinarias, dado los recortes que se vienen sucediendo, es comprensible que cueste trabajo creerlo.

De esta forma, los reclamos y movilizaciones de investigadores seguirán sucediéndose más allá de la resolución del conflicto de diciembre. Mañana, miércoles 1ro. de marzo, los trabajadores nucleados en ATE CONICET se manifestarán realizando un paro y una concentración en el Congreso que incluye una feria de ciencias.

Hacia fin de año, en EXACTAS UBA, uno de los centros de producción científica más importantes del país, se llevó a cabo un brindis simbólico con agua invitando a la comunidad de la facultad a dejar expresados en una cartelera sus deseos para este nuevo año. Una frase parecía destacarse reforzando el sentido de toda la cartelera: “Un país sin ciencia es un país que no crece”.