Comportamiento animal

Por peces en paz

Un equipo de científicos consiguió, a través de una dieta especial, bajar los niveles de estrés de un pez conocido popularmente como “chanchita”, una especie ornamental agresiva muy buscada en los acuarios. El logro ayudaría a su cría comercial y disminuiría su captura indiscriminada que presiona a las poblaciones silvestres.

12 Ago 2015 POR

http://nexciencia.exactas.uba.ar/audio/FragmentodeEntrevistaMatiasPandolfi.mp3
Descargar archivo MP3 de Matías Pandolfi

“¿Peces alterados? Triptófano en la comida, los alimenta con calma”, podría ser un eslogan del reciente hallazgo científico de la línea de investigación que busca reunir conocimientos para producir especies ornamentales en criaderos de modo de dejar de diezmarlos de la naturaleza y, a la vez, sumar divisas al país. En el 2013, la Argentina exportó alrededor de 150 mil peces para acuarios, según el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. De ellos, un 14 por ciento correspondió a cíclidos, que son estudiados por el equipo dirigido por Matías Pandolfi en el Departamento de Biodiversidad y Biología Experimental de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (Exactas UBA).

“La chanchita (Cichlasoma dimerus) es un cíclido autóctono que, al igual que la mayoría de los miembros de su familia que habitan en Argentina (más de 40 especies), exhibe un sistema jerárquico complejo, con importantes asimetrías en los niveles de agresividad y estrés a los que se ven sometidos los individuos”, describe Pandolfi junto con Leonel Morandini, becario doctoral del CONICET en el Instituto de Biodiversidad y Biología Experimental Aplicada (CONICET UBA).

Habitual habitante de los Esteros del Iberá, la chanchita es un pez de aspecto gordito y con una vida agitada. “Los machos compiten por territorios para ser elegidos por las hembras, que a su vez compiten entre ellas para seleccionar luego a los mejores machos”, describe Pandolfi, a cargo del Laboratorio de Neuroendocrinología y Comportamiento de Exactas UBA.

Cuando dos ejemplares disputan por su lugar en el grupo es posible verlos frente a frente, tomados por la boca en una lucha que perdurará unos segundos (ver video al final de la nota). “Es como una pulseada, echan orina y marcan territorio. El que se suelta primero y se va es el que perdió la contienda y queda subordinado al otro”, agrega el científico que se posdoctoró en la Universidad de California, Estados Unidos.

Cientos y cientos de días de filmaciones de la actividad de esta especie en las enormes peceras del Bioterio de Exactas UBA son analizados por el equipo de expertos, que se zambullen así en su mundo para conocer mejor su comportamiento. “Nosotros observamos horas y horas de grabaciones porque los peces son sensibles a las imágenes que perciben y no queremos interferir con la presencia humana en el lugar”, indica Pandolfi, investigador del CONICET.

Tanto tiempo de casi convivir con ellos, lente mediante, lleva a los científicos a saber cómo están con sólo observar su aspecto. “Poca movilidad, no comen o están pálidos son síntomas de estrés a simple vista, pero también –relata- medimos en sangre una hormona llamada cortisol, a partir de cuyos valores se puede determinar si el animal está estresado o no”.

Bélicos por naturaleza

Los estados alterados habituales entre los cíclidos como la chanchita encuentran ahora un elemento que los calma. “A través de un suplemento en el alimento logramos reducir el estrés y aumentar la serotonina cerebral lo que suponemos que atenuará su comportamiento agresivo”, subraya Pandolfi. Se trata de adicionar la comida con triptófano, un precursor que incrementa la serotonina. Ésta, al estar activa, provocaría una moderación de las conductas belicosas.

(De izq. a der.) Laura Rincón, Paula Valchi , Luciano Cavallino, Maíias Pandolfi, Leonel Morandini, Agustina Birba, Martin Ramallo.

(De izq. a der.) Laura Rincón, Paula Valchi , Luciano Cavallino, Maíias Pandolfi, Leonel Morandini, Agustina Birba, Martin Ramallo.

Con este agregado a la hora de comer, la actividad cerebral de la serotonina “aumentó en un 65 por ciento, y disminuyó la respuesta al estrés 3,3 veces con respecto a los animales alimentados con la dieta control, sin afectarse el peso, el largo, ni los niveles de hormonas sexuales”, coinciden los investigadores tras efectuar análisis de sangre a los peces y las distintas mediciones de tamaño. “Por lo tanto, adicionar triptófano en la dieta puede ser un método eficiente para acrecentar la actividad de serotonina cerebral y disminuir el estrés, sin afectar el crecimiento ni las hormonas sexuales”, resaltan los investigadores que desde hace ocho años estudian a estos organismos acuáticos.

Lograr peceras más pacíficas es un aliciente para pensar esta cuestión como una actividad productiva porque evita los daños y costos que genera la belicosidad. “Los volúmenes de especies ornamentales que se comercian son importantes y preocupa porque no vienen de criaderos sino de sitios naturales. Nuestra idea es mostrar las condiciones adecuadas para hacer una cría comercial que generaría divisas al país y evitaría la sobreexplotación que puede poner en riesgo la supervivencia de estos animales a futuro”, concluye Pandolfi.